jueves, 30 de abril de 2015

El cuadro de mando integral: más allá de la tecnología

Mucho más de estrategia y comunicación interna que de tecnología.



De la serie de libros de Norton y Kaplan, desarrolladores de la idea de cuadro de mando integral y padrinos de muchos de los dashboards que conocemos,   tengo subrayados los conceptos que me parecieron la base de esta herramienta metodológica: la obligación de una planificación estratégica previa y su uso como plan de comunicación interna de la misma. Mucho más, o mucho antes, que un proyecto puramente tecnológico.

La herramienta sugiere (para los que no la conozcan en detalle) la definición de unos objetivos balanceados de todos los ámbitos de una organización; repartidos entre el corto y el largo plazo; entre el mundo exterior e interior de la entidad: la atención a la persona (cliente para los autores) y los cuidados a sus recursos humanos e infraestructura. 

La tecnología sólo interviene en el último suspiro para convertir el dibujo en aplicativo, llenarlo de información y automatizar su uso.

No todos los cuadros de mando tienen que ser parejos ni regirse por los criterios de los inventores, pero se me antoja interesante prestar atención a algunos de los aspectos que, a mi modo de ver, los hacen valiosos:

1.- COMUNICACIÓN de la ESTRATEGIA: El cuadro de mando es una de las mejores herramientas para comunicar la estrategia. La lectura neófita de un cuadro puede darnos un mensaje bastante claro de los objetivos a corto y largo plazo de una organización. Incluso de cuáles son sus valores y visión.

Por ello, el proyecto previo ineludible es el de definición de la estrategia organizativa y sus objetivos en todos los niveles de la organización. Cuanto más directa y clara sea su visualización mejor comunicaremos. En ocasiones, si la estrategia no está bien definida, podríamos estar enviando mensajes equivocados y estar focalizando esfuerzos en una dirección errónea.

2.- TRANSPARENCIA: Todas las organizaciones precisan ciertos niveles de discreción. No es necesario que todo el mundo acceda a toda la información. Sin embargo es cierto que, sin quebrantar dicho criterio, si el objetivo de la herramienta es comunicar y aunar esfuerzos, cuanta más gente acceda a ella mayor será su efecto.

3.- OBJETIVOS REPARTIDOS en el CORTO y LARGO PLAZO: el  cuadro de mando integral balancea los objetivos y sus indicadores entre todas las áreas de la organización y las agrupa en diferentes perspectivas (4,5 o 6); desde lo más operativo a lo más interno. Es una manera de que la estrategia no solo busque un éxito a corto plazo, sino también a largo recorrido, como pueden ser las políticas de rrhh y la inversión en sistemas de información. Invertir en intangibles.

La perspectiva financiera nos remite en parte al pasado. Las perspectivas que giran en torno a las personas atendidas  (“clientes”) , agilización y optimización de procesos, formación y crecimiento nos dibuja qué estamos buscamos del futuro. En nuestras organizaciones seguramente se añaden 2 perspectivas más: el colaborador y la comunidad global, beneficiaria y stakeholder de nuestra acción.

4.- NO PRETENDE CONTROLAR: un cuadro de mando no es una herramienta controladora o evaluadora. No busca evaluar el pasado, busca alinearse para el futuro. No busca controlar, busca comunicar. 


Tras la ardua labor de definición de los cuadros quedará la misión de la tecnología de llenarlos de información y hacerlos accesibles a quien los precise. Incluso después de su implantación buena parte del trabajo recaerá en la comunicación, seguimiento, cumplimiento y revisión de los objetivos. Pero ese es otro viaje y, quizás, otro artículo.

miércoles, 15 de abril de 2015

Yammer: cuando las ideas no saben de organigramas

Una red social corporativa para innovar y cohesionar nuestras organizaciones.

Nuestras entidades son normalmente hervideros de ideas. Algunas nacen huérfanas, sin origen conocido, y se pasean buscando padres que las compren. Somos lo que muchas empresas ansían ser: personas con una fuerte vinculación emocional con la organización, que opinan, juzgan y proponen reinventar cada decisión. Aportaciones que quedan muchas veces en el cajón o en la pila inadecuada. Un desacelerador de la iniciativa.  La prudencia, un organigrama o el miedo al recelo entierran  propuestas interesantes y opiniones valiosas. La comunicación interna que emana desde los capilares  bombea en ocasiones con dificultad por el organigrama.

Las redes sociales corporativas proponen ser el cambio de ritmo de la comunicación: un facebook de las ideas; la incorrección de las iniciativas que no saben de organigramas.

Yammer nació como un Twitter para empresas y ha ido evolucionando y asemejándose con el paso del tiempo a un Facebook para empresas. 


Comprada en 2012 por Microsoft, que la ha ido integrando paulatinamente con el resto de sus herramientas, Yammer se puede acabar convirtiendo dentro de las organizaciones en una intranet participativa construida entre todos; en el centro neurálgico de parte del conocimiento que genera la entidad. 

Con un funcionamiento similar a Facebook de muros, seguidores y me gusta's; con la posibilidad de compartir documentos y sus versiones, de etiquetar iniciativas para facilitar su búsqueda, Yammer es una plataforma de ideas, sugerencias y conocimiento donde cada persona tiene voz propia. Un espacio donde buscar y encontrar personas e información afín a la que uno precisa, con independencia de su ubicación, rol o función. Los grupos se generan espontáneamente por intereses comunes. La información fluye transparente y cualquier duda o dificultad se trabaja participativamente.

Implica en ocasiones un cambio previo en la cultura de la organización y una convicción y promoción de los cambios relacionales que puede incitar la herramienta. Se trata de promover la iniciativa, la idea, venga de donde venga; de aplaudir la opinión y la crítica constructiva. 

En algunas empresas Yammer forma parte del plan de incentivos que premia las mejores iniciativas. En otras es parte del plan de innovación, donde las ideas más valoradas se cuelan en los comités de dirección.   

La creencia de que una red social dentro de la organización es una ventana a la dispersión y pérdida de eficiencia es cuanto menos cuestionable. Partiendo de la responsabilidad profesional de cada cual, las redes sociales ya llevan tiempo dentro de la jornada laboral. Si no es desde el ordenador es desde el móvil, en forma de email, whatsapp, facebook o charla en la fotocopiadora. Siempre han existido.

Estas herramientas no se adaptan a todas las organizaciones ni a todos sus momentos. Pero más allá de la información compartida pueden ser una vía de complicidad, cohesión entre personas que no comparten mesa (o sí), promoción,  motivación e implicación. Se suele aconsejar su implantación inicial en los límites de un proyecto concreto, donde se pueda valorar su idoneidad y donde se pueda ir haciendo eco de sus posibilidades.

Está presente en más de 200.000 empresas de todo el mundo y 5.000 españolas. El producto básico, que incluye la mayor parte de sus funcionalidades, es un servicio gratuito en la nube de Microsoft.

Como en otros ámbitos de nuestra sociedad, está llegando una nueva manera de entender las organizaciones, las relaciones y la comunicación: las redes sociales no tienen fronteras, tampoco dentro de nuestras entidades.

Algunos links y recursos de utilidad:

http://www.microsoft.com/enterprise/es-xl/solutions/yammer/default.aspx
https://m.youtube.com/results?q=yammer%20transform%20the%20way%20you%20work&sm=1
https://m.youtube.com/results?q=yammer%20sanofi&sm=3
https://www.yammer.com/